¿Quien no se a levantado por la mañana con gran pereza y hasta molesto por la jornada que debe iniciar: la escuela, el trabajo, los quehaceres de la casa, en fin?…
No queremos salir de la cama, escuchar ruido, que nadie nos moleste, sin embargo, nunca nos ponemos a pensar en tanta gente en el mismo mundo que compartimos que realmente desearía estar en nuestra posición, pero que simplemente no tiene la oportunidad que nosotros tenemos, o que, fríamente, no pudo más volver a ver la luz…
Recordemos que cada día es una oportunidad de vida y que como tal debemos aprovecharla al máximo.
No sabemos cuanto tiempo más tengamos para hacer toda acción, para decir te quiero a tus padres, hermanos, tu pareja o a una amistad, para pasear al aire libre y disfrutar de la naturaleza, regalar una sonrisa a quien tanto la necesita, llorar, reír, gritar, rezar, tocar, abrazar… Todas esas bellas oportunidades que nos fueron brindadas y que en ocasiones olvidamos porque pensamos que siempre habrá tiempo para hacerlas.
Bien sabemos que la vida diaria siempre nos trae sorpresas, yo la comparo con los dedos de la mano que todos son diferentes pero que cada uno tiene un porque, un fin y una función. Así, todos los días son diferentes, pero cada uno tiene como fin una enseñanza, claro que aprender de ello depende de nosotros, de siempre estar atentos a los sucesos… A percibir las señales.
Hagamos de cada día un momento excitante, dejémonos acariciar por el viento, cargarnos de energía con la luz del sol, refrescarnos con la brisa o bañarnos bajo la lluvia, y admirar un cielo colmado de estrellas con una luna radiante.
En nosotros esta darle ese toque mágico a cada momento.
Cada mañana al despertar, levanta tus brazos al cielo y da las gracias por una oportunidad de vida, pídele al Ser Supremo que te guíe e ilumine y no pierdas la oportunidad de hacer una buena obra, seguro alguien te necesita y te lo agradecerá.
¡ Sonríe, siente, vive, hoy dale tu mejor cara al mundo !
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